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El Círculo Italiano en la Argentina

La institución varió siete veces el lugar de su sede social. Las cinco primeras eran residencias alquiladas: entre 1873 y 1880 Suipacha y Sarmiento; entre 1880 y 1884 Bartolomé Mitre 200; entre 1884 y 1893 San Martín 110; entre 1893 y 1901 Hipólito Irigoyen 658; entre 1901 y 1924 un gran edificio de líneas italianas ubicado en Florida 8, propiedad de los hermanos Antonio y Bartolomé Devoto. La primera sede propia estuvo ubicada en la calle Florida 374 esquina Corrientes, y fue inaugurada en agosto de 1924 con la presencia del heredero de la Corona de Italia, el Príncipe Umberto de Savoia, del Presidente de la República Argentina, Marcelo T. de Alvear e importantes personalidades sociales, políticas y culturales. Era un gran edificio de doce pisos, también de líneas italianas, recubierto de granito, cuto construcción llevó casi catorce años había sido proyecto por el arquitecto italiano Luis Broggi y finalizada por el arquitecto Gino Aloisi. Fue vendida en 1943 para dar lugar a la compra de la actual sede de la Calle Libertad 1264, edificio cuya construcción fuera encargada hacia 1905 por Isabel E. de Ocampo y que poco después de terminado fuera adquirido por el matrimonio integrado por Francisco Leloir y Adela Unzué.

Este edificio resume como pocos las características de la arquitectura privada de Buenos Aires a principios de del siglo XX. Es el resultado de la transculturación y aclimatación a las condiciones urbanas de la ciudad de Buenos Aires del modelo francés del “hôtel particulier” que tuviera tanta aceptación por más de tres décadas.

El autor del proyecto fue el arquitecto Alejandro Christophersen (1866-1946), de origen noruego y nacido en Cádiz, formado en la Academie des Beaux Arts de Amberes y en el Atelier de Jean Louis Pascal de la École des Beaux Arts de Paris. Christophersen, quien también se destacó como pintor, fue un cabal ecléctico, atento a las variaciones del gusto y la fidelidad de la clientela porteña que tenía a Paris como modelo cultural. A su llegada a la Argentina a principios de la década del noventa, su obra incursionó dentro del academicismo italianizante entonces en boga; hacia 1900 sus propuestas fueron más barroquizantes, polícromas y de cierta ascendencia flamenca. Poco después se plegó decididamente a la tendencia que recreaba la arquitectura clásica francesa de los siglos XVII y XVIII realizado una de las obras más importantes dentro de este género a nivel internacional: la residencia de la familia Anchorena, actual Palacio San Martín.

La residencia Leloir, actual sede del Circulo Italiano, es una obra paradigmática del denominado “petit hotel”. En este caso el edificio no se levanta sobre la línea de vereda sino algunos metros hacia atrás para crear un pequeño patio-jardín cerrado por una reja, rémora del patio de honor de la tradición francesa, que otorga más prestancia a la fachada y permite el pasaje de vehículos hasta la puerta de acceso. El carácter escenográfico de este espacio se halla resaltado por el “treillage” sobre las medianeras que sigue las líneas de la arquitectura exterior. El frente, de composición simétrica, con un pabellón central y rematado por mansarda sigue las líneas del estilo predilecto del período que recreaba la arquitectura del siglo XVIII francés con ciertos toques influidos por el “art nouveau” como los relieves entre columnas o la marquesina de hierro y vidrio.

Los interiores están organizado alrededor del espacio central del hall de doble altura y coronado por una claraboya que se expande a través de la caja de la escalera. Sus cuatro pisos originalmente albergaban servicios en subsuelos, salones de recepción en planta baja, cuartos privados en el primer piso y dependencia en la mansarda. Los distintos salones están decorados siguiendo los cánones de la época donde se recreaban los estilos clásicos franceses con paredes y cielorraso moldurados, pisos de mármol y maderas nobles, ornamentos y herrajes de bronce.

El Circulo Italiano fue adaptado a sus necesidades el edificio, realizado remodelaciones y decorados muchos recintos con distintas piezas recordatorias de la historia de la institución y obras de arte como una estatua de mármol del escultor italiano Donato Barcaglia que estaba ubicada en la sede anterior de Florida y Corrientes y que actualmente adorna el arranque de la escalera que conduce al primer piso.

Actualmente, cuenta con planta baja y dos pisos superiores, un amplio jardín trasero y una fachada retirada, con un espacio destinado originalmente a la entrada de carruajes. En su interior posee arañas de cristal, mármoles, y una boiserie intacta.La reunión en la que se nombra la primera Comisión Directiva tiene lugar el 16 de mayo de 1873 en el teatro Opera, inaugurado el año anterior. De este modo la institución empieza a funcionar en su primera sede de Suipacha y Cuyo.

Según el primer Estatuto del Círculo, sólo podían ser socios efectivos italianos e hijos de italianos, pero esta disposición es modificada en la reforma de 1880. El 1º de enero del año siguiente el Círculo Italiano se fusiona oficialmente con el Círculo Vittorio Emanuele.

Data de 1959 la definición del carácter y los objetivos del la institución que perdura hoy en día:

“La Asociación Círculo Italiano, con domicilio legal en la ciudad de Buenos Aires, es una asociación civil sin fines de lucro que tiene por objeto la conservación e incremento del espíritu de unión entre italianos, argentinos y demás habitantes del país, sea como personas de existencia visible que como empresas u operadores económicos. A tal efecto promoverá reuniones y actos de carácter social, cultural, artístico y recreativo que contribuyan también a consolidar cada vez más los vínculos tradicionales de amistad entre Argentina e Italia. La Asociación no tiene ningún carácter político.”

Desde sus primeros años, el Círculo Italiano se distinguió y brilló en la vida cultural, social y artística de Buenos Aires. Fueron famosas las reuniones, los conciertos, los bailes de gala, las fiestas de beneficencia, las recepciones de honor de personalidades italianas y argentinas, las muestras, las conferencias de ilustres hombres de ciencia, literatos, políticos.

Fueron socios italianos que se habían radicado definitivamente en Argentina y se hallaban inmersos en su vida económica, social y política, pero también sus hijos que, aun sintiéndose argentinos, conservaron el recuerdo y el amor por la patria de sus padres, así como los padres amaron la patria de sus hijos. Entre ellos se encontraron figuras de gran relevancia en la vida pública de ambos países, como Juan A. Buschazzo, César Cipolletti, Guido Jacobacci, José Ingenieros, Carlos Pellegrini, Vicente L. Casares, Tomás Le Bretón, Leopoldo Melo, Julio Argentino Roca (h.), Carlos Saavedra Lamas, Miguel Cané y Nicolás Repetto.

En numerosas ocasiones, en momentos de guerras, crisis y catástrofes, el Círculo y sus socios organizaron y participaron de la movilización general de la colectividad en ayuda de Italia.

Mas de 150 años después, el Círculo Italiano se mantiene como una de las asociaciones más importantes de la comunidad ítalo-argentina, y sigue trabajando por los mismos objetivos con los que surgió en 1873.

Distinción

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, declaró de Interés Histórico y Cultural al Circulo Italiano de Buenos Aires, el 16 de Mayo de 2008.

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